sábado, 10 de julio de 2010

PIEZA DEL MES DE JULIO

Cáliz Plata dorada 26 cm x 15,5 Ø base x 8,5 Ø copa Antonio Ruiz León Taller cordobés 1800 Monasterio de Santa María del Valle, Zafra Aunque la palabra cáliz designa una copa con pie en la que se sirve vino o licores, lo cierto es que desde antiguo ha adquirido una connotación sacra. Así, Covarrubias (1611) escribe que entre los vasos sagrados «se entiende siempre por sólo el vaso consagrado en que se consagra la sangre preciosíssima de nuestro Redentor, en el sacrificio de la Missa». Definición que el Diccionario de Autoridades (1729) completa y precisa como que es un vaso «de oro ú plata en forma de copa honda, en que echada una porción de vino se hace la consagración».
Este cáliz, manufacturado en 1800 por el platero cordobés Antonio Ruiz León (cuya actividad se centra entre 1785 y 1830), forma parte de la producción neoclásica del orfebre que aún no ha derivado en la limpieza ornamental que definirá su producción posterior.
Quizá lo más significativo sea el programa cristológico que se despliega en los medallones que lo decoran. En el astil y la copa, enmarcan símbolos pasionarios grabados (escalera, martillo, tenazas, caña, esponja y lanza) y un calvario desnudo. En la base, los tondos muestran símbolos zoomórficos de Cristo: el Pelícano, el Ave Fénix y el Cordero Místico, en relieve. Si el primero es una alegoría del amor, se creía que con el pico se hería el pecho para con su sangre alimentar a sus crías; el fénix lo es de la resurrección, ya que tenía la facultad de renacer de sus propias cenizas. Mientras que el cordero sobre la cruz es el propio Cristo, que se ofrece como víctima para la redención de los hombres, a semejanza del que sacrificaban y comían los judíos en Pascua.
Juan Carlos Rubio Masa