domingo, 1 de mayo de 2016

PIEZA DEL MES - MAYO 2016

























 














Alba y cíngulo
Lino, encaje de malla e hilos
150 x 166 cm
Finales del siglo XIX

Monasterio de Santa María del Valle, Zafra

El alba es una túnica blanca, de uso común entre los celebrantes cristianos, que se pone sobre la sotana o la ropa ordinaria, y simboliza la pureza sacerdotal.


Tiene su origen, como otros ornamentos litúrgicos, en vestimentas de época romana. Entonces, los hombres, sobre la ropa interior, se colocaban una túnica o camisa de color claro, que llegaba a los talones y tenía mangas hasta las muñecas: era la túnica talaris et manicata, que se ceñía con un cordón. Encima iba la toga.


En la liturgia mantiene su carácter de vestidura inferior, al vestir los clérigos sobre ella la casulla, la dalmática o la capa pluvial.


Con el paso del tiempo, aunque el alba conserva su forma primigenia, tolerará ciertas modificaciones, respecto de las telas con las que se confeccionaba o de su anchura y ornato. Los faldones se volvieron anchos, las mangas se estrecharon. Se adornó con fimbrias de telas suntuosas o bordados. De la lana original se pasó al uso generalizado del lino. Y, desde el siglo XVI, se introdujo el uso de encajes que pasaron a ocupar el tercio inferior del alba y, a veces, la embocadura del cuello y los puños.


Heredero del cordón ceñidor de la túnica romana es el cíngulo o cingulum que se mantiene en la liturgia a la par que el alba. También evolucionó desde una ancha y larga cinta, ajustada con hebilla, a los cordones, rematados en borlas, habituales desde finales del siglo XV.


Su color, a diferencia del alba, puede cambiar con los tiempos litúrgicos y, aunque su simbolismo se vincula a la mortificación de las pasiones, también alude a los azotes con los que fue Cristo flagelado.





 







                               

                                   Galería alta, hasta el 31 de mayo